Pasé un fin de semana genial con mi hermana mayor. Moría ganas de verla y estar con ella, aunque no pudimos platicar mucho, me recargué un poco de ella.
Me presentó a su novio, a la familia de su novio y no recibí más que cariño de su parte.
Y llegó la noche, por fin, por fin, por fin, el concierto que había estado esperando desde hace años, Coldplay en el foro sol. Lloré.
Fue maravillosamente magnífico. La voz de Chris Martin, el piano, las percusiones, los guitarrazos, todo, absolutamente todo genial. Y ni hablar de las versiones acústicas, "the hardest part" dedicada a Frida Kahlo y al momento que interpretaron "Shiver" volví a llorar.
Todo se volvió amarillo en "Yellow" y lo más precioso de la noche fue "Lovers in japan" con los papelitos multicolor y el amor suspendido en el aire.
Moby negrito sentado adelante de nosotros, la vieja llorona, estúpida y peleonera detrás de nosotros.
La ola con los celulares, el video, el regalo del grupo... diría que ahora si puedo morir feliz, pero no, todavía quiero ir a muchos conciertos más.
Amo a mi hermana, además de regalarme mi entrada al concierto, me regaló un kirby/link, con espada y todo (sí, soy bien geek y qué?).
El domingo me llevaron a comer al pueblo de mole, donde todo está hecho de mole, llueve ajonjolí y los pollos bailan en las calles. Ok, ok, eso solo pasó en mi imaginación, pero si fuimos y probé el mole verde y las tortillas azules.
Después fuimos a Xochimilco, me fascinó. Nos tocó ver a unas señoras peleándose en una de las trajineras, fue la mera onda, aunque ninguna terminó en el agua.
Y luego me llegó la hora de regresar... odio las despedidas, odio ser tan llorona. Se siente terrible tener en tus brazos a alguien a quien amas y saber que va a pasar algún tiempo antes de volverse a encontrar. 10 horas después me encontraba en Saltillo nuevamente.
Amo a mi hermana, amo a Chris Martin... Los chilangos fresas me daban cosa....
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